Verificar que las sustancias químicas estén correctamente identificadas con su nombre y número CAS.
Comprobar que las sustancias estén almacenadas en recipientes adecuados y en buen estado.
Revisar si los recipientes cuentan con la información de peligrosidad y precauciones.
Confirmar que las sustancias incompatibles estén separadas y señalizadas adecuadamente.
Verificar que exista un inventario actualizado de las sustancias almacenadas.
Revisar que las áreas de almacenamiento estén correctamente ventiladas y con medidas de prevención contra incendios.
Comprobar que se cuente con los equipos de protección personal necesarios y en buen estado.
Verificar que haya un plan de emergencias actualizado y conocido por el personal.
Revisar si se realizan inspecciones periódicas de las condiciones de almacenamiento de las sustancias.
Confirmar que se lleve un registro de ingreso y egreso de las sustancias del almacén.
Verificar que exista un sistema de gestión de residuos químicos adecuado y documentado.
Comprobar que se realicen capacitaciones periódicas sobre el manejo seguro de sustancias químicas.
Revisar si se cuenta con fichas de seguridad actualizadas para todas las sustancias almacenadas.
Confirmar que las áreas de almacenamiento estén señalizadas correctamente según la normativa vigente.
Verificar que los extintores y sistemas contra incendios estén en condiciones óptimas de funcionamiento.
Comprobar que se realicen simulacros de emergencia de forma periódica.
Revisar si se cuenta con un sistema de gestión de accidentes químicos y su respectivo plan de contingencia.
Confirmar que se realicen análisis de riesgos y evaluaciones periódicas de la seguridad en el almacenamiento.
Verificar que se cumplan con las normativas y disposiciones legales vigentes en materia de almacenamiento de sustancias químicas.