Es crucial para mantener la funcionalidad y la estética de los muebles, prevenir daños futuros y asegurar un ambiente seguro y confortable.
Revisar si el mueble tiene rayones visibles
Verificar que todos los cajones abran y cierren correctamente
Comprobar que no haya piezas sueltas o faltantes
Limpiar el polvo acumulado en el mueble
Inspeccionar si hay manchas o marcas en la superficie del mueble
Revisar la estabilidad y nivelación del mueble
Verificar el funcionamiento de las cerraduras, si las tiene
Comprobar que las bisagras estén en buen estado y sin oxidación
Evaluar si los acabados del mueble están en buen estado
Revisar que los herrajes estén correctamente fijados al mueble
Limpiar y pulir las superficies de vidrio, si las tiene
Verificar que los componentes eléctricos, si los tiene, funcionen correctamente
Inspeccionar si hay signos de plagas o insectos en el interior del mueble
Comprobar que los estantes estén bien ajustados y soporten peso
Revisar si hay olores desagradables provenientes del mueble
Verificar que las patas del mueble estén en buen estado y niveladas
Inspeccionar que no haya humedad o daños por agua en el mueble
Comprobar que la pintura o barniz del mueble esté intacta y sin descascarillados
Revisar si hay indicios de mordeduras de mascotas en el mueble
Verificar que los mecanismos de apertura y cierre funcionen correctamente