Realizar un análisis del entorno y contexto del lugar.
Determinar las necesidades y funcionalidades del espacio exterior.
Establecer un presupuesto para el proyecto.
Definir el estilo y la estética deseada para el espacio.
Evaluar las condiciones climáticas y de iluminación.
Considerar las normativas y regulaciones locales.
Seleccionar los materiales y mobiliario adecuados.
Diseñar un plano o layout del espacio exterior.
Incluir zonas verdes y áreas de descanso.
Garantizar la accesibilidad para personas con movilidad reducida.
Integrar elementos de sostenibilidad y ecología.
Planificar la distribución de las diferentes áreas funcionales.
Crear un sistema de circulación fluido y seguro.
Establecer puntos de focalización y puntos de interés visual.
Incluir elementos de agua como fuentes o estanques.
Considerar la privacidad y la protección contra el viento.
Evaluar la posibilidad de integrar tecnología al espacio exterior.
Definir un plan de mantenimiento y cuidado a largo plazo.
Realizar pruebas de funcionalidad y usabilidad del diseño.
Solicitar feedback de usuarios potenciales para mejorar el diseño.